Recientemente, se ha puesto de moda, tanto en las páginas de la prensa escrita como en los medios de comunicación en general, apuntar que tras la crisis puede estar una falta de gestión del riesgo.
Comparto en gran medida esta valoración y voy a tratar de sintetizar que significa para los negocios una gestión del riesgo. Sin que esto quiera decir, que la gestión del riesgo se tenga que circunscribir tan solo al mundo de los negocios; puesto que cualquier decisión de inversión comporta un riesgo y es conocido que los particulares toman decisiones de inversión, por lo que quizá sin saberlo, también realizan una gestión del riesgo con independencia que lo hagan de una forma adecuada o no.
En el mundo de los negocios, es consustancial el riesgo, esto es así debido a que las decisiones que se toman en estos tienen un grado determinado de incertidumbre y esta lleva aparejado riesgo. Dicho esto, es conveniente diferenciar entre las distintas clases de decisiones que se toman en los negocios.
Con objeto de sintetizar voy a considerar tan solo 2 tipos:
1) Aquellas que son de un nivel superior y que los profanos podrían definir como estratégicas (entre las que se incluirían: decisiones sobre proyectos de inversión, lanzamiento de productos, Apalancamiento financiero, etc.) y que sin entrar en detalles yo prefiero considerar como tácticas. En un comentario aparte, trataré de poner de manifiesto mi opinión sobre las decisiones puramente estratégicas que contadas veces se toman en los negocios y que a veces se confunden con otras, sin duda trascendentes, pero no para ser elevadas a dicho rango.
2) Operativas, es decir las que una vez definido un modelo de negocio suponen una rutina de operaciones y que deben de estar sometidas a un control de gestión.
Parece obvio que en la crisis que estamos viviendo en estos momentos se ha producido una muy pobre gestión del riesgo y refiriéndonos al primer tipo, esta claro que se han tomado decisiones de inversión con alto grado de incertidumbre y sin valorar el riesgo que comportaban, dos ejemplos nos centrarán en la idea.
1) Fondos de inversión que han adquirido títulos que representaban derechos de crédito sobre terceros (Hipotecas), que no fueron capaces de valorar adecuadamente lo que compraban, a pesar de ser instrumentos financieros y ser teóricamente expertos en ello.
2) Promotores que compraban suelo a precios cada vez más elevados, pensando que el precio de los activos podían llegar al infinito.
Este primer tipo de mala gestión del riesgo nos pone de manifiesto que efectivamente ha sido una de las causas de la crisis.
No obstante, es en el segundo tipo en el que quiero detenerme algo más en este comentario, pues suele ponerse en un segundo nivel a la hora de hablar de gestión de riesgos y suele ser un grave error.
En el mundo de los negocios, en el día a día se toman decisiones de gestión de forma casi rutinaria, hasta el punto que a veces se decide por inercia, estas no son otras que las operaciones comerciales que generan los ingresos recurrentes de la empresa. Me estoy refiriendo a las ventas que en un porcentaje elevado, suponen conceder un aplazamiento en el pago al cliente, este aplazamiento en ocasiones se toma con un grado de incertidumbre demasiado elevada y sin evaluar adecuadamente el riesgo que comporta.
En esta gestión operativa, también es necesario realizar una adecuada gestión del riesgo, en caso contrario se pondría en cuestión la rentabilidad de la empresa y en consecuencia su continuidad.
Una adecuada gestión del riesgo operativo, requiere al menos cubrir dos aspectos fundamentales:
- Prevención
- Reacción
La prevención tiene facetas diferentes, que abarcan desde la correcta definición del limite de riesgo que se esta dispuesto a conceder al cliente y el correspondiente seguimiento-control de las operaciones una vez realizadas.
Sin entrar en demasiados detalles, se debe señalar que con ser de vital importancia la definición del limite de riesgo que se esta dispuesto a conceder a un determinado cliente, no lo es menos el seguimiento que se hace a posteriori de cada operación y el control de las distintas facetas que suceden en las transacciones hasta que estas se cobran. Seguimiento y control que suponen procedimientos adecuados a cada negocio, aunque similares en cuanto a filosofía y que desbordan el contenido es este comentario.
Es importante indicar que el control y el seguimiento no son un fin en si mismos, sino instrumentos para la consecución del objetivo; que no es otro que minimizar el riesgo que gestionamos. Al mismo tiempo es imprescindible, poner de manifiesto, como en otras muchas otras facetas de la gestión empresarial, que la gestión del riesgo necesita de la estrecha colaboración de los departamentos financieros y comerciales; hasta el punto que es importante que todos asuman que la cifra de negocio tampoco es un fin en si mismo, esto es: Es mejor no vender si dudamos que se pueda cobrar.
El segundo aspecto, el de reacción, debe de permitir mecanismos de actuación lo suficientemente rápidos y certeros para una vez detectada una anomalía reconducirla y tratar de evitar que se convierta en una insolvencia definitiva.
Una vez acotado en términos conceptuales como gestionar el riesgo operativo en los negocios, que en definitiva es el que se produce día a día, es conveniente recalcar que este es, caso de no realizarse su gestión de forma adecuada, el que supone un lastre que termina con la viabilidad del negocio en la mayoría de las empresas; especialmente en los casos en que los márgenes operativos son exiguos y como es sabido, esta circunstancia se da cada día mas en un mundo globalizado y donde la diferenciación es cada día mas complicada de conseguir.
Un ejemplo de este tipo de gestión del riesgo consecuencia de operaciones operativas es fácil de conseguir dentro de esta crisis.
La banca de E. Unidos y la de España son 2 ejemplos claros de que no se ha realizado una gestión adecuada del riesgo. Con independencia de que jurídicamente en ESPAÑA exista una mayor posibilidad de respaldo para el acreedor (Banco), debemos preguntarnos si parece razonable lo siguiente:
Conceder multitud de créditos (En definitiva venta de dinero) a clientes, cuyos ingresos más o menos fijos, apenas permiten pagar la cuota de devolución de los préstamos y además los préstamos superaban el valor de los bienes que se iban a adquirir con ellos.
¿Puede parecer a alguien que la gestión del riesgo ha sido adecuada?.
¿Se han calculado correctamente los importes de los limites concedidos cuando para comprar un inmueble de 100.000 Euros se prestaban 107.000?.
¿Se han calculado correctamente los limites cuando la persona a quien se prestaba el dinero tenía unos ingresos mensuales de 1.300 Euros mensuales y tenía que pagar una cuota mensual de 900 durante 30 años?.
¿Se ha evaluado la situación cuando se llevaban más de 10 años de subidas continuadas en los precios?. ¿Era lógico pensar que con unos rentas medias de 20.000 / 30.000 Euros anuales, los inmuebles costasen de media mas de 300.000 Euros y se construyesen todos los años mas de 500.000 nuevas viviendas?
Parece claro, con independencia de lo que se diga desde las diversas instancias, que la gestión del riesgo no ha existido, pues o bien no existían los procedimientos adecuados para ellos y caso de existir no eran adecuados o no se han aplicado.
La gestión del riesgo es consustancial al mundo empresarial, cada empresario debe preguntase:
¿Tengo establecidos los criterios y procedimientos de prevención de forma adecuada?.
¿Existen en la empresa los mecanismos de reacción adecuados?.
¿Existe el convencimiento de la importancia de gestionar el riesgo en todas sus vertientes pero especialmente el operativo?.
¿Dispongo de las personas con los conocimientos y capacidades adecuadas para realizar dicha gestión?.
Para evaluar y contestar a estas preguntas existen muchas pruebas y cuestiones que podemos plantearnos. Vamos a detallar algunas a modo de ejemplo:
-¿Antes de realizar una operación con un nuevo cliente evaluamos el riesgo que comporta la operación y definimos un limite de riesgo?.
-En caso de estar establecido un nivel de riesgo para un cliente. ¿Lo respetamos en todas las operaciones o se es excesivamente flexible?.
-¿Se realiza un seguimiento pormenorizado de los clientes importantes?.
-Si determinados clientes se están demorando sistemáticamente en los pagos y se les hace participes de nuestro descontento. ¿Se analiza a posteriori si el comportamiento en futuros pagos cambia?.
-¿Conocemos en detalle las razones de un impago y las indagamos?.
-¿Existe compromiso entre los departamentos comercial y financiero sobre la gestión del riesgo?.
-¿Analizamos estadísticamente el comportamiento de pago de los clientes y las incidencias que se producen?.
Existen un gran número de cuestiones adicionales que nos deberíamos plantear para evaluar nuestro sistema de gestión del riesgo, no debemos de olvidar que es esencial y que una empresa que no dispone de una gestión adecuada del riesgo es una empresa en riesgo.
domingo, 16 de noviembre de 2008
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