A consecuencia de la crisis financiera que estamos sufriendo con quiebras de instituciones financieras de primer nivel, la desconfianza se ha instalado en los mercados provocando un estrangulamiento en los circuitos de crédito que la mayoría no hemos vivido con anterioridad.
Pues bien, en estos momentos, cada vez más escuchamos por doquier, de la necesidad de cambiar las normas. Normas de Control de las entidades, de auditoría, de calificación de solvencia crediticia, etc.
Pensemos: ¿no nos suena esta canción?, ¿no nos parece una letra muy antigua, que cada vez que se da un problema de insolvencia de algún tipo en el tejido empresarial todos nos ponemos a tararear?. La música puede variar ligeramente unas veces es ENRON, ahora el empaquetamiento de las subprime, en el futuro sera… que se yo, pero vendrá.
El ser humano se mueve entre otros parámetros por la codicia y con independencia de las reglas, que de hecho existen aunque se puedan mejorar, siempre se va a asomar al borde del precipicio. Lo grave es que la mayoría de las veces lo hace sin el margen de seguridad adecuado.
En la gestión financiera existe lo que llamamos gestión del riesgo, esa gestión del riesgo conlleva para que sea adecuada una noción de prudencia “Siempre se ha dicho en nuestra profesión, si sospechamos que no vamos a cobrar mejor no vender”.
Como muestra las palabras que pronunciaba un alto responsable de CITIGROUP no hace demasiado tiempo: "AS LONG AS THEY ARE PLAYING MUSIC, YOU HAVE TO GET UP AND DANCE".
En mi opinión lo que ha fallado, no es la falta de reglas, sino la falta de gestión del riesgo; que siempre distinguirá a un buen gestor de otros que ponen en riesgo el negocio y patrimonio en la mayoría de los casos de terceros. En otras palabras lo que ha sobrado ha sido imprudencia y lo que ha faltado es gestión claro esta, todo ello aderezado con una facilidad crediticia nunca antes vista.
jueves, 25 de septiembre de 2008
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